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Maltrato intrafamiliar sobre adolescentes. (página 2)



Partes: 1, 2, 3

Nuestro país no esta exento de violencia
intrafamiliar. Si tenemos en cuenta que la familia
constituye la célula
básica de la sociedad,
podemos inferir que en la actualidad muchos niños
son victimas de acciones
violentas en su medio familiar.

En realidad se desconoce la magnitud de este problema, lo que
si es evidente es el hecho de que un niño sea maltratado,
sea por desconocimiento, por omisión, sea por desidia o
por pura maldad, es algo que nos debe preocupar y hacernos tomar
medidas apropiadas, oportunas y necesarias para evitar los
daños que implica, además de promover un trato sano
que produzca futuras generaciones felices y satisfechas. Si
maltrato es lesión en el desarrollo de
la
personalidad infantil en formación, entonces podemos
argumentar que los adultos responsables del crecimiento del
niño, han generado maltrato, cuando han dejado de prever
las condiciones mínimas para su desarrollo
fisiológico, psicológico y social adecuado. Un
llamado de la
Organización Panamericana de la Salud a los gobiernos
miembros para examinar la violencia en
la vida de los pueblos e iniciar acciones tendientes a
desarrollar sociedades no
violentas ha motivado en nuestro país la
elaboración de un proyecto de
comunidades seguras y de este modo evitar relaciones
interpersonales agresivas así como prevenir la
aparición de actos violentos (10-12).

Dado el impacto social de este problema de salud, y teniendo
en cuenta su magnitud y/o ascendencia como situación
actual en nuestro país, nos decidimos a afrontar este
estudio que pretende valorar en nivel de conocimientos que tienen
las familias sobre diversos aspectos relacionados con la
violencia intrafamiliar y el maltrato hacia los adolescentes,
aspectos estos de gran significancia como causante de
alteración del proceso salud/
enfermedad como aparece recogido en el actual anteproyecto del
programa de
atención integral a la Familia (13).

MARCO
TEÓRICO.

Esta investigación pretende demostrar los
motivos que originan el maltrato en los adolescentes y las
consecuencias que podrían tener a corto y largo plazo, ya
que sabemos que en nuestra sociedad existen padres que pretenden
dar una buena educación a sus
hijos, disciplinándolos de una manera incorrecta ó
también en muchos casos, el padre no cumple ningún
propósito disciplinario, mas bien, sirve de escape para su
propia ira y sentimientos de frustración y desdicha.

Algunas personas no saben las características de un
maltrato, sea psicológico, físico y abuso sexual y
también las razones por las cuales los padres maltratan a
sus hijos. La mayoría de las personas no saben a
dónde recurrir para dar ayuda a un niño que ha sido
maltratado y cómo se le puede ayudar al padre agresor.

LA
FAMILIA.

La familia es la base fundamental de la sociedad pero
también el principal ente generador de violencia
(14). 

La familia funciona como un sistema. Como
tal, establece canales de comunicación entre sus miembros, los
protege de las presiones exteriores y controla el flujo de
información con el exterior, siendo
la meta
conservar la unidad entre los miembros y la estabilidad del
sistema. Cuando hay demasiada permeabilidad, el sistema se cierra
y se aísla, provocando desviaciones significativas en las
interacciones que se dan entre los miembros de la familia; lo
cual lleva al sistema a un estado de
desequilibrio, como es el caso específico de la violencia
intrafamiliar. La familia como sistema configura las condiciones
inmediatas del espacio social en el cual el individuo
afronta las posibilidades efectúales de realizar o no lo
que desea y puede hacer. Esta situación lo pone en
perspectiva del tiempo, sus
vivencias del pasado y del presente como posibilidades del
futuro, las cuales se unen en un sentido estructurante en cada
individuo, expresado en un estilo de
vida.

El estilo de vida es un concepto
relacionado al sentido de vida y a la calidad de
vida. Para Barbosa, el estilo de vida nace de:

1. Unas posibilidades psicológicas de la persona, que
según algunos psicólogos tiene que ver con tres
dimensiones de la conciencia: a) La
conciencia de sí mismo que distingue unos de otros; b) la
conciencia de la procedencia familiar, como también de la
experiencia de la pertenencia a un universo
psíquico, social y espiritual; c) la aceptación por
parte del prójimo o la congruencia de la identidad que
cada uno atribuya a sí mismo, y las atribuciones sociales
que provienen de los otros.

2. Unas circunstancias sociales y culturales, que tienen que
ver con las posibilidades socioeconómicas y valorativas.
 

En esta dirección, el sentido hace referencia al
modo en que cada uno modela o intenta modelar su propia vida,
define el modo como se construyen significaciones a partir de
situaciones cotidianas y consecuentemente el modo como cada cual
decide interactuar con los otros. El sentido tiene un carácter cognoscitivo que afecta el modo
como se construyen las posibilidades de comprensión de lo
vivido. El ser humano atribuye significación en el
ámbito de su vida de acuerdo con los elementos de la
cultura y
gracias a la apropiación que de ella hace como sistema
activo de personalidad
(15).

La Organización de las Naciones Unidas
(ONU) ha definido
a la familia como "el grupo de
personas del hogar que tiene cierto grado de parentesco por
sangre, por
adopción o
matrimonio,
limitado por lo general a la cabeza de la familia, su esposa y
los hijos solteros, que conviven con ellos" (16).

La familia es un sistema abierto desde el punto de vista
sistémico y entre sus miembros existen relaciones de
dependencia emocional, económica, ataduras
jurídicas y/o afectivas que permiten el aislamiento y
perpetuación de la violencia. Paradójicamente es un
espacio de amor y de
violencia. Debería ser el sitio más seguro pero puede
trasformarse en el más inseguro.

La familia cumple funciones vitales
psicobiológicas, socioculturales y educativas así
como económicas. Para Silva cada familia es única
en su género,
por lo que resulta muy difícil clasificarla en un tipo
familiar; sin embargo, en general las familias oscilan entre las
amalgamadas y desarticuladas, siendo éstas últimas
las que darán lugar a jóvenes con problemas
relacionados con la conducta. Como
refiere el citado autor, proceden "de familias marginales o de
aquellas donde todo sobra menos la familia" (17).

En la Violencia
familiar sólo se observa la punta del iceberg, la
incidencia real, la distribución y categorización de la
misma son desconocidas. Se trata de un grave problema social tal
y, como lo evidencian la creación de diversos programas y la
promulgación de leyes contra la
Violencia Intrafamiliar en diversos países de América
Latina, entre ellos Venezuela.

EL INFANTE
MALTRATADO.

La niñez a lo largo de la historia ha sido valorada de
diferentes maneras; hubo tiempos en que los niños
carecían de derechos y eran considerados
como adultos.

No es sino hasta el siglo XIX en que se reconoce los derechos
propios del niño y poco a poco se va generalizando esta
actitud;
prospera el interés
por la pediatría, se modifican los métodos,
sus instalaciones y su trato. Así a la par de los avances
sociales y tecnológicos la niñez empezó a
valorarse desde otra óptica.

En 1924 se proclama en Ginebra los derechos del
niño, en 1959 fueron reconocidos por las Naciones
Unidas. En 1989 se crea en la ONU la Convención de los
Derechos del Niño (18).

El síndrome de maltrato
infantil es un fenómeno complejo de la sociedad,
conocido desde hace siglos, pero con características
especiales en la etapa actual, puesto que puede envolverse a
cualquier grupo socioeconómico en mayor o menor
intensidad, y resultan las familias desposeídas las
más afectadas (19).

El maltrato en el niño fue descrito por primera vez en
1868 por Ambrosio Tardieu, patólogo de la Universidad de
París quien define por primera vez en su cátedra el
maltrato visualizado en 32 autopsias de niños muertos por
golpes y quemaduras.

En 1962 Henry Kempe propuso el término "síndrome
del niño golpeado o maltratado (Battered child syndrome)",
aquel que presentaba una lesión ósea, con una
lesión cutánea de tipo equimosis, magulladura,
quemadura, en la misma región y cuya causa no hubiera
podido ser especificada (20).

El abuso infantil se ha convertido en el mayor problema de
salud a nivel mundial según datos de la
Organización Mundial de la Salud (OMS). Datos recientes de
la OMS muestran que 40 000 000 de niños entre las edades
de 0-14 alrededor del mundo sufren de abuso y negligencia
requiriendo los servicios de
salud y trabajo social.
Se reportan más de 80,000 casos al año de abuso sexual a
los niños/niñas pero el número de casos que
no se reporta es aún mayor.

Estudios realizados en 19 países, entre los que se
encuentran Sudáfrica y Suecia, han reportado un rango de
prevalencia de abuso sexual entre 7 y 34 % en niñas y 3 a
29 % entre los varones (21).

El síndrome de abuso sexual y el incesto son problemas
sociales conocidos desde hace muchas décadas, sin
embargo las prohibiciones impuestas por la familia y la sociedad,
impidieron entrar en los detalles íntimos surgidos en las
distintas formas de presentación (19).

En Cuba, como
política
de Estado, pone en función
del niño, la mujer y del
pueblo en general todos los recursos
necesarios para brindar una atención priorizada a todos,
en distintos programas que garantizan la adecuada calidad de vida y
el mejoramiento de la condición humana (22-23).

La identificación del maltrato infantil es un verdadero
reto para el médico, pues la historia clínica
recogida es muchas veces inexacta y engañosa, los
hallazgos al examen físico son en muchas ocasiones
inespecíficos y la mayoría de los médicos,
no lo incluyen en su diagnóstico diferencial.

El maltrato puede ser clasificado en las categorías de:
abuso (físico, sexual, psicológico), negligencias y
síndrome de Munchausen por poder. De
estas categorías, la negligencia es la más
frecuente y posiblemente la de mayor morbilidad y mortalidad
(24). Es importante destacar que las negligencias se diferencian
de los accidentes
porque en estos últimos no hay responsabilidad de los padres o tutores mientras
que en la mayoría de las negligencias está presente
un fallo por parte de los padres o personas al cuidado del
menor.

Se define como maltrato físico a cualquier
lesión física infringida al
niño o niña (hematomas, quemaduras, fracturas,
lesiones oculares, lesiones cutáneas) mediante pinchazos,
mordeduras, golpes, estirones de pelo, torceduras,
puntapiés u otros medios con los
que se lastime al niño (25).

Aunque el padre o adulto a cargo puede no tener la
intención de lastimar al niño, también se
interpreta como maltrato a la aparición de cualquier
lesión física arriba señalada que se
produzca por el empleo de
algún tipo de castigo inapropiado para la edad del
niño.

A diferencia del maltrato físico el castigo
físico se define como el empleo de la fuerza
física con intención de causar dolor, sin lesionar,
con el propósito de corregir o controlar una conducta. No
siempre es sencillo saber cuando termina el "disciplinamiento" y
comienza el abuso. En contraposición del maltrato
físico, el castigo corporal es una práctica muy
difundida y socialmente aceptada (26).

El maltrato psicológico es una de las formas más
sutiles pero también más existentes de maltrato
infantil. Son niños o niñas habitualmente
ridiculizados, insultados regañadas o menospreciadas. Se
les somete a presenciar actos de violencia física o verbal
hacia otros miembros de la familia. Se les permite o tolera uso
de drogas o el
abuso de alcohol. Si
bien la ley no define el
maltrato psíquico, se entiende como tal acción
que produce un daño
mental o emocional en el niño, causándole
perturbaciones suficientes para afectar la dignidad,
alterar su bienestar e incluso perjudicar su salud (27-28).

Actos de privación de la libertad como
encerrar a su hijo o atarlo a una cama, no solo pueden generar
daño físico, sino seguro afecciones
psicológicas severas. Lo mismo ocurre cuando se amenaza o
intimida permanente al niño, alterando su salud
psíquica (29).

El abuso sexual puede definirse como tal a los contactos o
acciones recíprocas entre un niño o una niña
y un adulto, en los que el niño o niña está
siendo usado para la gratificación sexual del adulto y
frente a las cuales no puede dar un consentimiento informado.
Puede incluir desde la exposición
de los genitales por parte del adulto hasta la violación
del niño o niña.

Las formas comunes del abuso sexual son el incesto,
violación, el estupro, el rapto, rufianismo, actos
libidinosos, etcétera.

Una forma común de abuso sexual es el incesto, definido
este como el acto sexual entre familiares de sangre, padre-hija,
madre-hijo, entre hermanos (30).

El abandono o negligencia significa una falla intencional de
los padres o tutores en satisfacer las necesidades básicas
del niño en cuanto alimento, abrigo o en actuar
debidamente para salvaguardar la salud, seguridad,
educación y bienestar del niño, es decir, dejar de
proporcionar los cuidados o atención al menor que requiere
para su adecuado crecimiento y desarrollo físico y
espiritual. Esto puede incluir, por ejemplo, omitir brindarle al
menos alimentos,
medicamentos y afecto.

Pueden definirse dos tipos de abandono o negligencia:

  • Abandono físico: Este incluye el
    rehuir o dilatar la atención de problemas de salud,
    echar de casa a un menor de edad; no realizar la denuncia o
    no procurar el regreso al hogar del niño o niña
    que huyo; dejar al niño solo en casa a cargo de otros
    menores.

  • Negligencia o abandono educacional: No
    inscribir a su hijo en los niveles de educación
    obligatorios para cada provincia; no hacer lo necesario para
    proveer la atención a las necesidades de
    educación especial.

En diversas oportunidades realizar el diagnostico de
negligencia o descuido puede presentar problemas de subjetividad.
El descuido puede ser intencional como cuando se deja solo a un
niño durante horas porque ambos padres trabajan fuera del
hogar. Este último ejemplo como tantos otros que genera
la pobreza, el
abandono o descuido es mas resultado de naturaleza
social que de maltrato dentro de la familia (31).

Muchos factores culturales y sociales pueden afectar la
capacidad de los padres para cuidar a los niños y pueden
influir, además, sobre los recursos de que disponen las
familias, lo que intensifica el estrés
asociado con la vida familiar (32).

Por otra parte, se han tratado de explicar los incidentes de
maltrato dentro de las familias, y se han considerado varios
factores favorecedores, como las características de cada
niño y su familia, las de su cuidador o perpetrador, la
comunidad y el
ámbito social, económico y cultural (33-34). En
Cuba, Blanco analizando el maltrato infantil en un
área de salud de Santiago de Cuba durante 1999,encuentra
dentro de los factores intrafamiliares favorecedores: el
estrés, los conflictos,
las frustraciones, el antecedente de maltrato en la niñez
del agresor, las enfermedades crónicas
en los niños y la mala situación
socioeconómica, en ese orden (35). Méndez
en 1998 pudo detectar una alta incidencia de alcoholismo y
sociopatías en las familias de los pacientes maltratados,
ausencia de relaciones armónicas con predominio de las
hostiles, bajo nivel cultural, desvinculación laboral, malas
condiciones económicas, hacinamiento y promiscuidad
(36).

En el síndrome de maltrato infantil, la presencia de
los factores favorecedores mencionados arriba predispone a la
recurrencia del maltrato, sin embargo, en algunas ocasiones estos
factores no se identifican y en otras, el daño ocasionado
por el maltrato no se manifiesta clínicamente, por tanto,
los niños no son llevados a centros de salud. En estos
casos, las secuelas psicológicas, el comportamiento
social y escolar del niño maltratado y su
repercusión en la adquisición de conocimientos, es
lo que sugiere la existencia de maltrato (37).

La violencia es  en  sí misma  una
amenaza o negación de  las condiciones de
realización  de  la vida y de la supervivencia
misma y  afecta diferentes campos del conocimiento.
Por  todo ello se convierte en un problema de la salud
pública (38).

Se define como concepto multidimensional que  suele
entenderse como un estado de explotación, de
opresión o ambos, en el marco del cual la reacción
de dominación es violenta; mas específicamente se
comprende como el uso injusto de  la fuerza en forma
física, psicológica, económica o moral, con
miras a  privar a la persona de un bien al que tiene
derecho, o impedirle su libre y normal desenvolvimiento
(39-41).

Las víctimas generalmente son niños, mujeres,
ancianos y en muchas ocasiones los agresores son los hombres que
viven en el domicilio y que tienen lazos de consanguinidad con
las personas afectadas, en otros son hombres sin parentesco
alguno con la víctima (42).

LA
ADOLESCENCIA.

La adolescencia
es definida sociológicamente como el período
transición que media entre la niñez dependiente y
la edad adulta autónoma. Es una etapa crucial en la vida
del ser humano, donde se fundamentan las bases de su estructura
personal
definitiva.

La conceptualización de la adolescencia tiene amplias
variaciones a nivel mundial, la cual se aprecia cuando se
analizan las diferencias existentes entre las sociedades
modernas, muy tecnificadas, donde este periodo se alarga hasta
que se culminan ciertos logros determinados por las condiciones
políticas, económicas, oportunidades
de estudio, de conseguir vivienda, etc.; en comparación
con las sociedades más tradicionales, muy consecuentes con
su costumbres ancestrales, donde la adolescencia se acorta
notoriamente ya que al llegar a la pubertad se le
asignan responsabilidades de adulto, como sucede en las culturas
indígenas.

Es por todo lo anterior que la adolescencia socialmente debe
entenderse dentro del amplio contexto de lo histórico,
político, cultural, religioso, económico y
étnico; donde las tensiones del individuo, originadas por
los cambios físicos y psicológicos propias de la
edad, emergen de complicados ajustes para enfrentar su
acoplamiento social en estructuras
deficitarias para sus expectativas (43-45).

Los cambios en la adolescencia son parecidos y tipificados en
general para el grupo, pero con expresiones particulares de la
individualidad y el ambiente
socio-cultural que lo circunde (45-46).

Las características más usuales en esta edad
son:

  • Tendencia a estar en grupos con otros
    adolescentes:
    en la búsqueda de su identidad, y
    es así que se viste, habla y se conduce según
    las normas del grupo que ayuda a reforzar su yo.

  • Necesidad de intelectualizar y fantasear: Piensa
    y analiza la información que recibe, para sacar sus
    propias conclusiones; la imaginación tiene alas de
    libertad, lo cual hace que se distraiga con frecuencia.

  • Crisis religiosa y política: analiza, duda
    y cuestiona todos los conceptos religiosos inculcados en la
    niñez, y la organización político-social
    en que vive.

  • Desubicación temporal: el tiempo tiene
    perspectivas de acuerdo a sus intereses, hay un inmediatismo
    acuciante o un postergar indefinido. Todo es "ahora o nunca"
    o "hay tiempo para todo".

  • Constantes variaciones del estado anímico:
    alternativamente en un momento está de mal humor y
    pocos minutos después muy alegre, desbordando
    entusiasmo que revela la situación conflictiva de su
    mundo interno.

  • Evolución su identidad sexual se define en
    un proceso que lo lleva a explorar desde el auto-erotismo
    (masturbación) y experiencias ocasionales con
    adolescentes de su mismo sexo, hasta llegar a la
    definición sexual, donde se establece su preferencia
    por el sexo opuesto (heterosexualidad).

  • Actitud social reinvidicatoria: reclama de los
    adultos una conducta coherente con lo que expresan, por lo
    que cuestiona "todo y a todos" Además, el adolescente
    se inicia en la toma de conciencia social, a la que desea
    mejorar con su participación activa, y es por esto
    fácilmente conquistado por partidos políticos,
    sectas religiosas, grupos de voluntarios, etc., que le
    ofrezcan un horizonte que él considere diferente.

  • Manifestaciones conductuales contradictorias:
    cambia de opinión y conducta en una secuencia
    rápida de acuerdo a su circunstancia e intereses.

  • Sentimientos de omnipotencia e invulnerabilidad:
    donde el piensa que puede experimentar con todo y sin
    peligro, ya que solo los demás están expuestos
    a riesgo de enfermedad o muerte.

Los factores determinantes en el ajuste psicosocial del
adolescente son:

  • Factores familiares: la estructura y ambiente
    familiar, con sus particulares características, pueden
    contribuir al desarrollo sano del adolescente con factores
    protectores de salud integral, o determinar factores
    generadores de daño al adolescente que se
    perpetúan en la edad adulta. Estos factores involucran
    (48-49).

  • Estructura de familia (padres presentes o ausentes).

  • Comunicación familiar (frecuencia, amplitud).

  • Crisis de la edad adulta (de los padres y su manejo
    intrafamiliar) .

  • Conflictos familiares (violencia, abuso sexual).

  • Ejemplo familiar (hábitos, drogas, etc.)

  • Situación económica-social que determina
    otras oportunidades.

  • Normas éticas y morales (flexibles-estrictas-muy
    permisivas).

Factores sociales: el tipo de integración que el adolescente
efectúe en la sociedad, depende de las
características que actualmente la definen:
(50-53)

  • Ejemplo moral y ético: que promueve el abandono de
    principios y una visión ambigua ajustada a intereses
    mezquinos, además de la tolerancia a la
    corrupción con una justicia mediatizada.

  • Presión negativa por otros adolescentes para que
    actúe según deseos del grupo.

  • Doble cara social para juzgar la conducta adolescente:
    permisiva por un lado y destructivamente crítica por
    otro.

  • Cambios determinantes por la urbanización,
    migración y turismo; con su innegable influencia en
    las oportunidades y ambiente del adolescente.

  • Prolongación del periodo de educación formal
    que aunado a la situación de escasas oportunidades
    educacionales y laborales, prolongan la dependencia
    económica

  • Valores sociales: que promuevan el dinero, el placer, la
    satisfacción inmediata, la prepotencia del poder,
    etc., por encima de la justicia, lealtad, honestidad y
    principios morales.

  • Facilidad de comunicación, viajes y turismo; pero
    para una determinada clase social de adolescentes de alto
    poder adquisitivo.

  • Medios de comunicación social: con la
    promoción de violencia, sexo, ideales negativos,
    consumismo y utilización de jóvenes con su
    imagen de salud, belleza y energía, para promocionar
    drogas (alcohol, cigarrillos, etc.)

  • Expansión del comercio de drogas a nivel
    mundial.

  • Explosiones de violencia social, donde los adolescentes
    son protagonistas involucrados en la situación
    económica-político-social.

  • Situación alto índice de pobreza, que es el
    terreno donde germina la prostitución, la delincuencia
    y la violencia social.

  • Países con clima bélico: guerra, guerrillas,
    terrorismo, etc.

En resumen, un mundo de contrastes, donde los avances en
las comunicaciones, la ciencia, la
democracia
participativa y la creciente valorización de los derechos humanos;
contrasta con la incertidumbre del adolescente en su propio
futuro.

El maltrato en adolescentes ha sido  clasificado de
diferentes formas:

  • Maltrato social o extrafamiliar: que se expresa en
    niños  expuestos a la pobreza, viviendas
    insalubres, nutrición inadecuada y pocas
    posibilidades  de llegar  a la adultez de forma
    sana.

  • Maltrato no social o intrafamiliar: que se presenta en
    todos los grupos  culturales, estatus económicos
    y sociales.

La familia como eje central de la vida ayuda al desarrollo del
hombre, es una
institución social en que es mas difícil
identificar y nombrar la violencia (54). En  los
adolescentes  se dificulta  el reconocimiento  de
las prácticas violentas de sus padres sobre ellos, la
misma se desarrolla  por un conjunto de condiciones 
que la hacen posible  y donde intervienen tres elementos: el
familiar , cuando en el medio hay personas que sufren trastornos
mentales o adicciones , por
otra parte  el adolescente, difícil de educar,
superactivo, no deseado, malformado o con enfermedades
crónicas. La situación propicia está dado
por la existencia de conflictos
matrimoniales, frustraciones laborales, inestabilidad
económica, política o social, así como el
empleo inadecuado de los medios de
comunicación y difusión que la favorecen
(55).

Cada año miles de adolescentes en el mundo entero
sufren dentro de sus hogares, como resultado de actos de
violencia doméstica , que se manifiesta no solo en golpes
físicos sino en formas más sutiles que provocan
impacto más a largo plazo, pero pueden ser tan
destructivas de su personalidad como cualquier otro acto de
violencia (56-57).

La organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica el
maltrato contra niños y adolescentes en cuatro
categorías: Maltrato Físico (uso de la violencia y
otras acciones humanas que infligen dolor y son capaces de causar
lesión o deficiencia en su desarrollo o funcionamiento),
Sexual  (cualquier acto sexual con un adulto sexualmente
maduro), Emocional o Psicológico (interferencia negativa
de un adulto en la competencia
social de un niño, de manera que produce un patrón
de comportamiento destructivo) y la Negligencia (privación
de los recursos necesarios y socialmente disponibles, cuya 
falta crea riesgo de
lesión) (58).

Por ser la adolescencia un periodo muy importante en la vida
de un ser humano, en el que se producen cambios cualitativos
significativos tanto en la esfera psicológica como
morfológica los cuales intervienen en la formación
de elementos fundamentales de la personalidad; y por ser la
adolescencia un fenómeno que involucra cada vez más
a la sociedad en su conjunto, se realizó este estudio con
el objetivo 
de conocer el comportamiento de la violencia intrafamiliar sobre
el adolescente, abordándolo de forma integral para
determinar su repercusión en el entorno familiar y
social.

LA
VIOLENCIA.

El problema de la violencia, como un problema social y de
salud, afecta a todos sin distinción del país, ni
de capas o clases
sociales. Ha adquirido resonancia social en los
últimos tiempos, no porque ocurra con mayor frecuencia
sino porque hoy son mas conocidas y estudiadas estas
conductas. 

Millones de mujeres mueren, quedan mutiladas, heridas o
psicológicamente traumatizadas por el resto de sus vidas
debido a la violencia en sus hogares, un drama que se produce por
igual en los cinco continentes.

Violencia es la expresión de agresividad manifiesta o
encubierta que tiene consecuencias negativas para todo aquel que
se ponga en contacto directo con ella. La violencia es la
agresividad destructiva así lo ve el Dr. Roberto de Uries
en el trabajo "La
Violencia en Venezuela". Indudablemente que la palabra violencia
esta relacionado con malestar, maltratar, violar, forzar, se
puede decir que siempre implica el uso de la fuerza para producir
daños. 

La palabra violencia viene del latín violare, significa
infringir, quebrantar, abusar de otra persona por
violación o por astucia. Se define también como una
fuerza o coacción sobre una persona. Presenta diferentes
formas de manifestación: 

– Emocional o psicológica 

– Física 

– Sexual 

– Otras (financieras, políticas, económicas,
etc.)

Es considerada la violencia como la trasgresión de
normas,
valores y
pautas de conducta predeterminadas a nivel social, ya sea por una
aceptación de consenso mayoritario, o por la
imposición de una clase social
muy fuerte socioeconómicamente. La violencia se produce en
situaciones conflictivas cuando el individuo, grupo o conjunto
grupal entra en contradicción con esas normas, valores y
pautas, o no encuentra la vía para solucionarlos (59).

La cuestión de la violencia
social es un tema que suscita gran interés por el
carácter dramático de su presentación,
así como por sus consecuencias; no sólo a nivel de
la sociedad en su conjunto, sino también en el contexto de
la vida cotidiana. La nuestra se ha convertido en una
"Civilización de la violencia" y en nuestra región
y específicamente en Venezuela, en un problema
endémico-estructural". Este fenómeno puede asumir
el carácter tanto de un estilo de vida como de una
estrategia de
sobrevivencia.

Aunque la violencia social abarca un amplio espectro de campos
(violencia intrafamiliar, medios de
comunicación social, violencia sexual, etc.) dentro de
los cuales se manifiesta y concreta este fenómeno
(60-61).

La agudización del problema de la violencia social
difusa hoy en Venezuela se entiende:

1.- Dentro del estilo de vida que genera el modelo de una
sociedad de mercado
neoliberal.

2.-Como respuesta al fracaso del modelo
democrático-representativo-bipartidista.

3.- Como estrategias de
sobrevivencia del yo (tanto individual como colectivo) ante la
implantación de una sociedad del tipo "orden
caníbal".

4.-En el contexto de una situación de hiper-anomia de
la sociedad globalmente considerada.

En la sociedad contemporánea, el tema de la violencia
se ha venido convirtiendo, en un problema que exige definirlo no
solo como un problema de salud pública, sino que ya es una
cuestión de seguridad de estado por el grado en que este
flagelo afecta de manera importante la estructura y el
funcionamiento del cuerpo social. La civilización
capitalista-cristiano-occidental-contemporánea, es ante
todo una civilización de la violencia por el
carácter de su racionalidad interna.

Estamos asistiendo a la aparición de un fenómeno
sociológico, quizás jamás visto en la
historia de la humanidad: la perversión criminal. No
parece este fenómeno ya una cuestión de desviados
sociales que la sociedad y los expertos fácilmente
identifican como una anomalía social ubicada en niveles
marginales de la sociedad, sino que está pasando a ser
parte del modo de adaptación social.

No obstante, jamás habíamos presenciado los
niveles de violencia social que hoy estamos observando.

El problema de la violencia en la Venezuela
contemporánea constituye el principal problema, mucho
más grave que otro tipo de problema como la pobreza, la
política y el atraso tecnológico. Mucho más
que un problema social y de salud pública, la violencia
social se está convirtiendo en una cuestión de
seguridad de estado y de supervivencia de la Democracia como
sistema de convivencia civilizada. Progresivamente nos hemos
venido convirtiendo en una sociedad que vive en una "ecología de la
violencia" que fundamenta una "cultura de la muerte"
apoderada ya del cuerpo social como metástasis que
está fagocitándose todo lo que significa formas
convivenciales de vida (62-63).

VIOLENCIA
INTRAFAMILIAR.

Para Antony y Miller la violencia intrafamiliar es "todo
acto cometido dentro de la familia por sus miembros, que
perjudica gravemente la vida, el cuerpo, la integridad
psicológica o la libertad de otro miembro de la familia"
(64).

El término violencia intrafamiliar involucra, entre
otras categorías, las de maltrato infantil y violencia
conyugal. A diferencia del maltrato infantil, de esta
última son muy pocos los estudios que se han
realizado.

De algún modo tenemos una idea sobre que es la
violencia familiar y existen muchas acepciones sobre la misma.
Entre las que pueden citarse las siguientes:

La violencia familiar es un fenómeno que nos lleva a
plantearla como parte de una estructura ubicada en una
línea continua que abarca las distintas formas en que los
seres humanos ejercen su poder y dominación sobre
otros.

La violencia familiar ocurre en "un grupo social
doméstico que manifiesta una relación cotidiana y
significativa, supuestamente de amor y protección. Existe
"violencia familiar" cuando una persona, físicamente mas
débil que otra, es victima de abuso físico o
psíquico por parte de otra" (65). Para Corsi, el uso de la
fuerza se constituye así en un método
posible para la resolución
de conflictos intrapersonales, como un intento de doblegar la
voluntad del otro, de anularlo precisamente en su calidad de
otro. Para que la violencia familiar sea posible tiene que darse
una situación de cierto desequilibrio de poder, que puede
estar definido culturalmente por la transmisión de valores
o por el contexto en donde se producen maniobras interpersonales
para el control de la
relación familiar.

La violencia adopta modalidades que la circunscriben
particularmente al espacio físico propio del núcleo
familiar. Esto ocurre en las familias disfuncionales, donde
existen problemas de diversa índole, tales como los
relacionados con las actividades domésticas, o los
aspectos económicos que podrían conducir a
problemas afectivos. Debido a que han aprendido a "solucionar"
los conflictos a través de la violencia actuando de manera
focalizada sobre su pareja, pues en sus relaciones
interpersonales lucen ajustados. Luego del primer acto violento,
la violencia continuará al perderse el respeto e
incrementarse la intolerancia en la familia. En muchas ocasiones
tardan varios años en buscar ayuda profesional o en
separarse (66).

LA VIOLENCIA
FAMILIAR EN VENEZUELA.

El problema de la violencia familiar no se circunscribe a una
familia, o región. No es exclusivo de un país, ni
existe un solo tipo de violencia. En Venezuela según la
Ley sobre la Violencia contra la mujer y la
familia
promulgada, existen varios tipos de violencia:
física, sexual, psicológica e inmobiliaria
(67).

Según el reporte de llamadas a la línea gratuita
800 mujeres del Instituto Nacional de la Mujer en Venezuela, los
tipos de violencia según ambiente de ocurrencia se
clasifican en: intrafamiliar (91.77%) y extra familiar (8.23%.
También, informan que los tipos de violencia según
su forma de expresión son: Psicológica 100 %,
Física 70.94%, Sexual 10.0%, Patrimonial 15.63%,
Financiera 1.25% y Laboral 2.19% (68).

Teniendo como referencia legislativa el cambio de
paradigma
acogido por el

legislador venezolano en la nueva "Ley sobre la Violencia
contra la Mujer y la Familia" como lo refiere, Martínez
Rincones "que ha tomado en cuenta el fenómeno
Criminógeno de la violencia para darle un tratamiento
especial al mismo, en relación con la mujer y la familia,
criminalizando los comportamientos violentos graves que la
enmarcan". Allí radica la importancia de la mencionada ley
(69).

La violencia familiar está afectando a hombres y
mujeres en diversas etapas de su vida, subsistiendo de
generación en generación. El modelamiento de
conductas violentas en la familia es innegable. Así,
Rodríguez citado en Orozco (2000) expone lo siguiente: "En
la dinámica victimizadora, tiene un papel
decisivo el aprendizaje de
patrones parentales negativos que delinean el comportamiento del
niño, por lo general, desde los 2 hasta los 8 años
de vida."; continúa diciendo que "la victima de los malos
tratos es, por lo general, una persona con baja autoestima,
inmadura, insegura de sí misma, que busca en la pareja una
autoridad.".
Se observa que para que exista una víctima debe estar
presente un victimario, de alguna manera en la familia todos sus
miembros están involucrados (70).

Como manifiesta Ramírez
"Los padres y las madres que han sido maltratadas muestran una
fuerte tendencia a establecer relaciones defectuosas por
debilidad de la vinculación a manejar estilos de crianza
autoritarios, distantes y poco afectuosos. Presentan creencias
marcadas sobre el uso del castigo, preferiblemente físico,
para imponer disciplina y
por lo tanto educar. Y es evidente la legitimación de la cultura del maltrato
físico"

También, revela en su investigación que existe
la transmisión generacional de la violencia, y que en
aquellos casos; cuando ocurre en un estadio del desarrollo
temprano se tiende a tener una representación de la madre
defectuosa (71).

La violencia se ha convertido en un patrón de socialización, que es trasmitido de
generación en generación, el cual abarca todos los
ámbitos de la vida del individuo, desde su lenguaje hasta
su forma de relacionarse. Es algo que se encuentra inmerso en
todas y cada una de las redes sociales (72). Una
víctima del sistema familiar aprende a serlo o
buscará en el futuro un victimario para inconscientemente
asumir el rol que tanto rechaza. Marchiori, citada en Beristain,
ha investigado detenidamente la influencia que tiene en la
comisión de los delitos, la
relación entre el victimario y su víctima.
Clasifica esta relación en tres grupos.

El primer grupo dentro de la familia, abundan los delitos
cometidos contra los niños; éstos fácilmente
se convertirán en delincuentes cuando lleguen a cierta
edad; también es frecuente el homicidio por la
identificación emocional, o los celos; el alcohol
contribuye a un mayor número de esta clase de delitos. En
el segundo, entran los casos en que las víctimas son
conocidas del victimario, pero no son familiares; la
cercanía laboral, la domiciliaria, etc. El tercer grupo
viene compuesto por quienes no se conocen personalmente; pero el
autor del delito con
frecuencia tiene noticia previamente de algunas circunstancias
del lugar o de la profesión o de las costumbres de la
víctima (73). El modelamiento negativo puede ejercer una
dinámica familiar alterada en los niños y
adolescentes.

La intoxicación alcohólica podría
contribuir en muchos episodios de agresividad, el alcohol produce
desinhibición de los impulsos sexuales y agresivos.

Estas sustancias podrían predisponer a los episodios
violentos en el núcleo de la familia.

Una vez consumado el acto violento el victimario
responsabiliza a la sustancia, se arrepiente se reconcilia y
vuelve a empezar el ciclo. Como manifiesta Garrido y otros
(2001:590) la agresión física se iniciaba
porqué "él quería discutir y por la bebida,
además, que al pasar el tiempo la relación
empeoraba" (74).

Los niños que son víctimas directas de la
violencia corren el riesgo de volverse violentos hacia sí
mismo o hacia otros. Presentan bajo rendimiento escolar,
existiendo cambios drásticos que limitan la capacidad del
proceso de enseñanzaaprendizaje de
ellos (75).

La Violencia Intrafamiliar se ha convertido en los
últimos diez años en una especie de flagelo social
altamente complejo de enfrentar por las autoridades venezolanas
por las consecuencias e implicaciones diversas que origina esta
situación tan delicada de la sociedad venezolana. A pesar
de los más profundos estudios y de todas las medidas
puestas en práctica, al parecer no terminan de llenar las
expectativas sobre todo para quienes a diario se ven envueltos en
esta problemática donde el ojo del huracán se
coloca generalmente sobre la mujer y sus graves secuelas para los
más pequeños de la casa que son los
niños.

Se ha estudiado la violencia como un fenómeno
interpersonal, analizado por especialistas desde distintos
ángulos y visto desde muchas perspectivas y abundan los
expertos que ahondan en el escabroso tema, pero aún no
emiten una fórmula que al menos alivie este drama. Se ha
expresado en reiteradas ocasiones que la violencia intrafamiliar
puede manifestarse en cualquiera de los espacios de convivencia
social. Y que además el fenómeno de la violencia va
más allá de las conductas individuales. Se produce
en las relaciones interpersonales y afecta, por lo menos a dos
protagonistas, el que la padece y el que la genera. Sin embargo,
en toda situación de violencia existe una onda expansiva
que complejiza las situaciones y que nos permite hablar de un
tercer afectado.

Ese tercer afectado es el que mira los hechos violentos,
quienes lo sufren indirectamente sin poder hacer nada para evitar
que esto se produzca. Todos somos espectadores directos e
indirectos de hechos violentos en la vida diaria. Unos más
afectados que otros.

Los niños que son víctimas directas de la
violencia, incluyendo abuso físico, psicológico o
sexual en la escuela, el hogar
o la comunidad,
corren el riesgo de volverse violentos hacia sí mismo o
hacia otros, cada vez que se convierten en testigos mudos de
estas situaciones que socavan la personalidad de hombres y
mujeres por igual.

Los niños como son presas fáciles de esta
violencia intrafamiliar, sienten sobre sus hombros, diversidad de
secuelas como maltratos, humillaciones, vejámenes y hasta
sienten que son ridiculizados y avergonzados en el hogar o la
escuela, lo que incide drásticamente en el bajo
rendimiento escolar, porque existe un drama familiar que no
será fácil para ellos superarlos. Esta causal
pudiera en un principio afectarlos socialmente en todos los
ámbitos donde ellos se muevan o interactúen. Si no
se les brinda una ayuda adecuada a estos niños,
podrían exteriorizarlo de manera inapropiada incluyendo la
posibilidad de agresión y violencia. Porque como siempre
se ha dicho, violencia genera violencia. Y ella, sólo
podrá ser combatida mediante la razón intercedida
por una buena educación doméstica que comienza en
el hogar y va más allá del ámbito
liceísta, universitario y la calle misma (76).

Es por esto que los niños, niñas y adolescentes.
Esto ocurre cuando los padres o representantes presentan sus
espectáculos de violencia y maltratos físicos y
verbales derramando en la mayoría de los casos, su ira
sobre los niños, con todo tipo de privaciones como la
alimentación, el encierro en las
habitaciones y lanzándoles atropellos físicos y
verbales, que más temprano que tarde incidirán en
su completo desarrollo bio-psico-social.

Creo que estamos a tiempo y es mucho lo que todavía se
puede hacer desde la escuela y desde el mismo hogar para frenar
este drama diario de la sociedad venezolana, porque
además, existen leyes que amparan y protegen a estos
niños, niñas y adolescentes. El Artículo 352
de la Lopna priva de la Patria
Potestad de los padres cuando estos maltratan física,
mental o moralmente a sus hijos.

También el Artículo 253 de la misma Ley dice que
"será penado por la ley el que ejecuta tortura y cause
grave sufrimiento a algún niño".

Es importante recordar que la ley sobre la violencia contra la
mujer y la familia fue aprobada a través del primer
Motor
Constituyente al señalarlo en la Ley Habilitante la cual
tiene como finalidad prevenir, controlar y sancionar la violencia
contra la mujer y la familia (77-78).

La Universidad Central de Venezuela, Universidad de Carabobo,
la Lisandro Alvarado, la Universidad del Zulia y la Universidad
Pedagógica Experimental Libertador, también han
venido desarrollando un papel importante en la capacitación en violencia intrafamiliar
(79).

OBJETIVOS.

General.

  • 1. Conocer el comportamiento de la violencia
    intrafamiliar sobre los adolescentes en el Consultorio de la
    manzana 4 de Lomas de Funval, municipio Valencia, durante el
    año 2007.

Específicos.

  • 1. Describir el comportamiento de la violencia en los
    adolescentes estudiados según sexo y grupos de
    edades.

  • 2. Establecer la relación de la violencia en
    los adolescentes y las siguientes categorías de los
    padres o representantes:

  • estado civil

  • nivel de escolaridad

  • categoría ocupacional de los padres o
    representantes.

  • tipo de familia.

  • 3. Determinar el factor generador de la violencia
    contra los adolescentes.

  • 4. Identificar las manifestaciones de la violencia
    contra los adolescentes.

MATERIAL Y
MÉTODOS.

Se realizó un estudio descriptivo y transversal para
conocer el comportamiento del maltrato intrafamiliar sobre
adolescentes pertenecientes al consultorio de la manzana 4 de
Lomas de Funval del municipio Valencia, durante el año
2007.

Los datos fueron recogidos en una planilla de recolección
de datos creada al respecto (anexo 1) que incluyó
edad, sexo de los
adolescentes, así como estado civil, nivel de escolaridad
y categoría ocupacional de los padres o representantes. El
tipo de familia fue otro aspecto a tener en cuenta además
del factor generador de violencia y las manifestaciones de
violencia contra los adolescentes.

De un universo de 490 adolescentes, se seleccionaron 154, que
correspondieron el 100 %  de los violentados entre 10 – 19
años, según el registro primario
de información (Historia Clínica Individual y
Familiar).

Se conformaron tres grupos consecutivos que oscilaron entre 20
y 30 alumnos. A cada grupo se le aplicó el cuestionario
en días diferentes de manera consecutiva de acuerdo a los
grupos conformados (un grupo por día). Dicho cuestionario
fue aplicado en igualdad de
condiciones para cada grupo. Además, se les brindó
una explicación detallada con el propósito de hacer
entender cada término que pudiera ocasionar dudas e
informar de la importancia del estudio

Se solicito el consentimiento de los padres o representantes
para la aplicación de dicha encuesta, la
cual fue validada por el comité académico del
área integral de salud.

Los datos se representaron en tablas y gráficos acorde al tipo de variable
analizada utilizando el paquete de programa estadístico
MICROSTAT.

DEFINICIÓN
DE
VARIABLES.

Monografias.comMonografias.com

RESULTADOS.

La tabla # 1 muestra que el
maltrato en los adolescentes fue mas frecuente en el sexo
femenino (57.1%) y entre los 15 a 19 años (74.0%).

En la tabla # 2 se demuestra que el 48.1% de los padres de los
adolescentes maltratados son divorciados.

La tabla # 3 refleja la relación entre el nivel de
escolaridad de los padres y los adolescentes maltratados, siendo
el nivel primario el mas frecuente en el 39.0% y el menos
frecuente el preuniversitario en el 5.2% de los casos.

La tabla # 4 nos representa que el maltrato es mas frecuente
en los adolescentes con padres de categoría ocupacional
obrero (53.2%). El maltrato no estuvo presente en los
adolescentes cuyos padres son ama de casa.

En la tabla # 5 se observa que el 53.9% de los adolescentes
maltratados proviene de una familia extensa.

La tabla # 6 recoge los diferentes factores generadores de
violencia contra los adolescentes siendo las discusiones en el
hogar y la ingestión de bebidas alcohólicas las mas
frecuentes, en un 96.1% y un 80.5% respectivamente.

La tabla # 7 nos muestra que los golpes ligeros (88.3%) y la
humillación verbal (73.4%) fueron las manifestaciones mas
frecuentes de la violencia contra los adolescentes.

DISCUSIÓN
DE LOS RESULTADOS.

El término violencia ha sido parte de las diferentes
sociedades, familias e individuos desde el principio de la
historia de la humanidad hasta nuestros días.

Los mitos griegos,
romanos, aztecas, los
estilos de recreación
utilizados por estas sociedades, estuvieron llenos de
agresión, suicidio,
asesinatos. La lucha de poder con aprobación familiar ha
convertido a sus miembros en agresores y/o agredidos.

Los diferentes grados, niveles y concepciones de la violencia
están en correspondencia con los valores,
normas y creencias de cada país, época y clase
social. La familia como célula
fundamental de la sociedad no está exenta de la
práctica de violencia y la violencia intrafamiliar es
considerada como una forma de violencia social en tanto es una
expresión de las relaciones sociales que acontecen a nivel
particular.

Se ha constatado que en Chile 1 de cada 4 familias vive
violencia física, y 1 de cada 3, violencia
psicológica. Asimismo los investigadores han constatado
que existen 1 100 niños que se encuentran en abandono
total. Según datos de UNICEF se estima que en América
Latina al menos 6 millones de niños son objeto de
maltratos (80).

En Puerto Rico, por
ejemplo, más del 50 % de las mujeres que murieron
asesinadas fueron víctimas de sus maridos; en Brasil en 1980
murieron de esta forma 722 mujeres. En México se
constató en un estudio realizado que el 61 % de las
dueñas de casa son golpeadas, en Francia se
indicó que el 95 % de las víctimas son mujeres y en
Inglaterra se ha
calculado que de 20 mil a 50 mil mujeres son golpeadas por
año. En España las
denuncias de mujeres agredidas predominan (81-82).

En Cuba son escasas las cifras acerca de la incidencia de la
violencia al interior de la familia, no hay muchas investigaciones
respecto al tema y otras apenas comienzan. En estudios realizados
por un grupo de investigadores de Medicina Legal
en nuestro país se apreció que las muertes
violentas superan el 10 % de las muertes anuales, y éstas
se producen en el domicilio como lugar frecuente de
ejecución del delito (83).

En la ocurrencia de maltrato infantil se han determinado
factores de riesgo que se encuentran como puntos comunes en estos
casos, siendo algunos de los más importantes:

  • En el niño: hijos no deseados, portadores de
    malformación y/o prematuridad, hospitalización
    precoz prolongada, déficit atencional,
    hiperquinéticos o desobedientes, demandantes
    excesivos, bebés con cólicos severos o llanto
    prolongado, hábitos de comida y/o sueño
    irregulares, bajo rendimiento escolar.

  • En los padres: padres con antecedentes de maltrato,
    abandono o institucionalizados en su infancia, conductas
    violentas, madre adolescente con insuficiente soporte
    conyugal, familiar y social; trastornos psicométricos,
    uso de drogas o alcoholismo, baja tolerancia al estrés
    y la frustración.

  • Sociofamiliares: familias monoparentales, sin apoyo
    social, con aceptación cultural de la violencia,
    marginación, estado laboral inestable, discordancias
    entre las expectativas de la familia y las
    características del niño (84-86).

  • Según UNICEF en América Latina y el Caribe
    no menos de 6 millones de niños y adolescentes son
    objeto de agresiones severas y 80 mil mueren cada año
    por violencia intrafamiliar. En Puerto Rico según
    datos del Departamento de la Familia en el año 99/2000
    la tasa de maltrato a menores se incrementó de 1,3 a
    2,0 % -unos 2000 casos al mes por cada caso reportado se
    estiman 3 sin reportar. Estados
    Unidos, Canadá y México muestran elevadas
    incidencias en casos de maltrato infantil, siendo el reporte
    de traumas severos una de las variantes fundamentales
    reportadas. (87-92).

    Cuba no está exenta de la ocurrencia de maltrato
    infantil, se han reportado estudios en La Habana demostrando
    en consulta de urgencias que una parte significativa acuden
    por esta causa dentro de la que predomina la
    intoxicación exógena secundaria a negligencia y
    un pequeño número recibieron lesiones
    provocadas de manera intencional por la madre en su
    mayoría y detectándose alta frecuencia de
    trastornos emocionales en la familia y alcoholismo.
    Además estudiaron causas de muerte
    extrahospitalarias en lactantes poniéndose de
    manifiesto maltrato en el 40 % de los casos (47 % intencional
    y 52 % por negligencia). En Santiago de Cuba se
    demostró en niños de 8 – 10 años
    pertenecientes a un área de salud que el 56,3 % de
    ellos son víctimas de violencia intrafamiliar
    (93-97).

    En nuestro estudio el 57.1% de las adolescentes fueron
    maltratadas, esto coincide con el estudio en Cuba de la
    Doctora Almenares Aleaga en el cual son las
    niñas las que con más frecuencia sufren
    algún tipo de violencia (98). Estos datos son
    similares a los de otros países donde la mujer es
    discriminada y las adolescentes tienen mayor riesgo de ser
    maltratadas (99-100).

    En un estudio realizado en 1996 en la provincia de
    Guantánamo, se apreció que el 65 % de los casos
    que habían sufrido violencia eran masculinos,
    también en otro realizado en 1995 por la
    Asociación Mexicana contra la violencia hacia la
    mujer, el 65 % de los niños eran los miembros de la
    familia más maltratados (98).

    A pesar de que hay estudios que sustentan que tanto las
    mujeres como los varones son víctimas de la violencia,
    el sexo femenino es más propenso a sufrir actos de
    agresión, fenómeno complejo con profundas
    raíces en las actividades  de la sociedad y en la
    relación de poder entre ambos sexos. Se calcula que
    alrededor del 60 % de la población entre 12 y 16 años es
    víctima de algún tipo violencia intrafamiliar,
    (101-103) comportándose en por cientos mayores
    según estudios en Chile con un 75 %, (104) en
    España un 62,7 % (105) y en un 67,3 % en Indonesia
    (106).

    Efectivamente, existe una violencia que afecta
    desproporcionadamente a la mujer por su sola condición
    de pertenecer al sexo femenino, la que no se explica de forma
    exclusiva por su clase social o edad, por sus creencias
    religiosas o políticas, por su etnia o
    preferencia sexual. En los últimos años ha
    habido una paulatina forma de conciencia de que la mayor
    parte de las agresiones que se infligen sobre la
    población femenina tiene una explicación en su
    posición subordinada en la sociedad, se ha comenzado a
    identificar dichas conductas como una violencia relacionada
    con el género.

    Coincidiendo con lo reportado internacionalmente EL 48.1%
    de los padres de los adolescentes maltratados estaban
    separados o divorciados, (107) aunque también se
    reporta su presencia en las madres solteras (108) las causas
    pueden ser muy diversas, entre ellas tenemos que el divorcio
    generalmente desencadena reacciones afectivas negativas en
    ambos miembros de la pareja, lo que genera agresión
    mutua. Estudios revisados muestran que el divorcio aumenta 10
    veces el número de violencia, además puede
    convertirse en un factor suicidógeno en determinadas
    mujeres. Sin embargo no coincide con otros estudios donde
    prima la Unión Consensual.

    En estudios consultados se presenta con mayor frecuencia
    manifestaciones de violencia física,
    psicológica, negligencia y abandono emocional en los
    niños con padres divorciados. En Kenya en encuesta
    aplicada a los adultos el abandono y el descuido (21.9%) eran
    los aspectos más comúnmente citados del
    maltrato a menores, en comunidades con bajo ingresos y
    familias monoparentales (109).

    Analizando los resultados obtenidos podemos plantear que a
    medida que aumenta el nivel de escolaridad es menor el
    maltrato en los adolescentes así como a menor
    categoría ocupacional, mayor maltrato. Otros estudios
    demuestren que la baja escolaridad de los agresores no fue un
    factor favorecedor de maltrato, de ello se infiere que el
    nivel de escolaridad bajo en los grupos estudiados no
    constituyó un factor de riesgo para el maltrato
    infantil. Este hecho pudiera estar en correspondencia con el
    nivel educacional que de forma general existe en el
    país.

    En las familias con bajo nivel educacional se
    constató una mayor proporción de
    manifestaciones de violencia física, negligencia y
    abandono emocional. La escasa educación, la falta de
    ingresos para satisfacer necesidades básicas, en
    países como EUA, Argentina, Colombia,
    Kenya, incrementan el potencial de violencia física y
    psicológica (109). En las familias con padres con
    elevado nivel educacional se encontró menor
    proporción de maltrato físico, aunque se
    aprecia un elevado por ciento de manifestaciones de violencia
    psicológica, independientemente del nivel educacional,
    lo cual coincide con un estudio realizado por la UNICEF en el
    año 2000 comparativamente con el año 1994,
    arrojando una disminución de la violencia
    física con incremento de la violencia
    psicológica (110).

    En el comportamiento de la violencia según el nivel
    ocupacional, el mayor porciento corresponde a las Ama de Casa
    con 89 mujeres para un 39 %, lo que se debe a la sobrecarga
    de tareas hogareñas que recae sobre ellas, quedando
    privada de tiempo libre para su recreación y descanso.
    Debido al machismo y otros prejuicios, el hombre
    se limita a la realización de actividades en el hogar,
    esto coincide con los estudios revisados (109).

    Con respecto al tipo de familias en nuestro estudio existe
    un predominio en las familias extensas, para un 53.9%
    siguiendo en orden las familias ampliadas, debido
    fundamentalmente a las dificultades con la vivienda que
    existe en nuestra comunidad con un alto índice de
    hacinamiento. Aparejado a esto, existen autores que plantean
    que el aumento del infanticidio en muchos países esta
    vinculado con la rápida urbanización y el
    cambio del modelo tradicional de la familia nuclear a la
    familia extensa (111).

    En estudios realizados en países como Chile el 100%
    de las familias ampliadas presentan manifestaciones de
    maltrato infantil, situación que hace plantear que en
    las familias numerosas  era tres veces más
    frecuentes la aparición del maltrato infantil. En
    todas las familias extensas del estudio se reportaron
    manifestaciones de maltrato psicológico. En estudio
    realizado (WorldSAFE) sobre maltrato infantil y entorno
    familiar mostró una proporción elevada de
    violencia psicológica en países como EUA, Chile
    y Filipinas (85%, 84%, 82%, respectivamente).

    A pesar de que se encontraba en menor proporción
    manifestaciones de negligencia en las familias
    trigeneracionales, el 100% de estas presentaban
    manifestaciones de violencia psicológica, lo cual
    guarda relación con la composición de las
    familias, unidad de las mismas y presencia de conflictos
    intergeneracionales, coincidiendo con estudios realizados en
    el mundo que evidencian esta situación (109).

    En relación con los factores generadores de
    violencia en los adolescentes pertenecientes al consultorio
    objeto de estudio, existe un predomino de las discusiones en
    el hogar, seguidos por la ingestión de bebidas
    alcohólicas y el divorcio. Nuestro estudio coincide
    con otros realizados en los que el alcoholismo es considerado
    un factor de riesgo  de considerable valor para
    que las familias pierdan su estabilidad estructural 
    y  funcional, igualmente la existencia de pacientes
    psiquiátricos y conflictos en el núcleo
    familiar (112-113).

    Cada año, miles de ciudadanos en el mundo sufren,
    dentro de sus hogares, como resultado de actos de violencia
    doméstica, que se manifiesta no sólo en golpes
    físicos, sino también en formas más
    sutiles que provocan impacto a más largo plazo, pero
    que pueden ser tan destructivas de la personalidad como las
    primeras, por lo que se le reconocen variedades de
    presentación y consecuencias disímiles.
    Contradiciendo los mitos que hay al respecto, la violencia
    intrafamiliar existe en todas las clases sociales y provoca
    un grave y profundo deterioro de la familia y de todos sus
    miembros. Ahora bien: ¿por qué si tiene tanta
    incidencia en todas las sociedades y entre todo tipo de
    personas, la mayoría de sus manifestaciones permanecen
    soterradas y silenciosas? Es considerada como un asunto
    estrictamente privado y ello exacerba los sufrimientos de las
    víctimas que deben padecer en silencio (114).

    Mientras más violencia reciba un niño de sus
    padres, más proclive es éste, a su vez, a ser
    violento con otros durante su edad adulta y por lo tanto,
    están predispuestos a ejercer la violencia porque ya
    lo han aprendido de acuerdo con la forma en que han sido
    educados. Este cuadro se completa con la violencia que ellos
    mismos observan en su hogar.

    La mujer golpeada, la mujer violada y el niño
    maltratado, constituyen hechos importantes de violencia que
    demuestran la necesidad de intervenir con políticas
    públicas en aquellas áreas que tradicionalmente
    han formado parte del espacio privado (115).

    Dentro de las manifestaciones de violencia que han
    recibido los adolescentes el 88.3% fueron los golpes ligeros,
    seguidos de la humillación verbal en el 73.4%
    así como las amenazas en el 53.9%

    En el maltrato físico se observan lesiones
    cutáneo- mucosas caracterizadas por contusiones,
    hematomas, escoriaciones, equimosis, heridas, quemaduras de
    cigarros, planchas u otros objetos; suelen aparecer de forma
    repetida y en diversos estados, lo que imposibilita ubicarlas
    en un evento único y fortuito, sino que apunta
    claramente a un hecho voluntario y repetido.

    Son frecuentes también las lesiones
    esqueléticas tales como fracturas múltiples y
    de diferentes localizaciones fundamentalmente en huesos
    largos: fémur, tibia, costillas y cráneo, que
    igualmente por su severidad no se corresponden con el hecho
    narrado. En ocasiones aparecen fracturas recientes y
    antiguas.

    Pueden aparecer lesiones viscerales que se corresponden
    con maltratos producidos por maniobras violentas severas;
    fuertes sacudidas de hombros y cuello, así como del
    tronco, empujones fuertes con proyección que provocan
    ruptura de órganos internos como el hígado, el
    riñón, o el bazo. Estas lesiones definen una de
    las nomenclaturas usadas para este hecho, el battered
    syndrome
    , o síndrome del niño sacudido de
    los franceses, que aparece desde los primeros reportes del
    tema.

    Igualmente a este grupo corresponde el trauma abdominal
    difuso con o sin hemorragia, ocasionado por las golpizas, o
    por proyecciones al ser empujados o golpeados con objetos, y
    comprende el 30 % del total de traumas abdominales en el
    niño.

    Finalmente debemos referirnos a las lesiones
    craneoencefálicas que probablemente constituyen las
    lesiones de mayor gravedad y son la primera causa de
    lesión craneoencefálica grave, y la causa
    más frecuente de muerte en el niño maltratado.
    La hemorragia retiniana, subdural y subaracnoidea, son
    manifestaciones frecuentes del trauma directo craneal, o de
    los efectos del ya descrito síndrome del niño
    sacudido.

    En el maltrato y abandono emocional, las manifestaciones
    no serán nunca evidentes y precisas, ni a corto ni a
    largo plazo como en el físico, pues las huellas del
    abandono y falta de atención son sutiles y se instalan
    lentamente, además, lesionan no solo el cuerpo, sino
    también el desarrollo sicológico y social del
    niño. Se evidenciarán a través de un
    retardo y alteración del crecimiento y desarrollo,
    trastornos en el desarrollo motor, síquico e
    intelectual, trastornos en el aprendizaje, en el conducta
    social y emocional, dificultades para socializarse y
    expresarse, así como también una elevada
    agresividad, retraimiento, marcada susceptibilidad a
    enfermedades y mala evolución de las mismas.

    Por su parte, en el maltrato y abuso sexual los
    síntomas y signos
    sí van a estar determinados por los indicadores de trauma local, infecciones,
    dolor, inflamación y sangramiento en los
    momentos recientes de la ocurrencia y en relación
    directa con el grado de violencia empleado; así como
    también con la pérdida de la capacidad de
    concentración, trastornos en la atención,
    cambios de comportamiento, aislamiento, mutismo, conductas
    presuicidas y sexualizadas cuando el hecho se hace reiterado
    y crónico, llegando el propio niño en ocasiones
    a ocultarlo con afán, como si él fuera
    cómplice o lo provocara, originándole un
    sentimiento de vergüenza y culpabilidad, que impide lo denuncie y se
    libere de él (116).

    La complejidad de este fenómeno no es pretexto para
    la pasividad, no es una fatalidad con la que hay que aprender
    a vivir, es una realidad socialmente transformable.

    El castigo corporal aplicado a los niños, las
    niñas y los adolescentes es una práctica
    extendida a toda América Latina y legitimada por las
    costumbres.

    En una encuesta en Colombia, el 88% de las mujeres
    informó que sus esposos o compañeros castigaban
    a sus hijos con golpes. Adicionalmente las mujeres
    reconocieron que ellas también castigaban a sus hijos
    con golpes en un 77% y el 69% considera que el castigo
    físico es necesario para la
    educación de los hijos. En otros países se
    encuentran afirmaciones muy similares (117).

    La Comisión Andina de Juristas y Save the Children
    Suecia enealianza con entidades asociadas en cada país
    emprendieron desde el 2001 un vasto estudio de las
    legislaciones nacionales, para promover normas para eliminar
    los castigos corporales. Se examinaron los informes
    nacionales al Comité de los Derechos del Niño y
    las Observaciones y Recomendaciones de dicho Comité.
    El resultado de este esfuerzo se puede sintetizar de la
    siguiente manera: en todos los países es una costumbre
    generalizada la aplicación de castigos corporales como
    un modo de crianza y educación. Las legislaciones
    reconocen y defienden los derechos de la población
    menor de 18 años pero habitualmente se refieren al
    maltrato y lo tipifican según la gravedad de las
    lesiones que el niño, niña o adolescente
    reciban con lo cual explican el castigo corporal bajo las
    expresiones "moderado" o "adecuado".

    Pero el castigo corporal "es un factor importante en el
    desarrollo de comportamientos violentos y se asocia con otros
    problemas en la niñez y etapas posteriores de la vida"
    (118).

    El Comité de los Derechos del Niño de las
    Naciones Unidas ha subrayado que el castigo corporal es
    incompatible con la Convención en cuanto a la
    vinculación entre la violencia que se ejerce en el
    interior de los hogares o en las familias y la violencia
    social, dicho estudio indica que: "décadas de
    investigaciones sobre el comportamiento demuestran que la
    violencia en los hogares y la violencia social forman parte
    de un todo integrado, articulado y mutuamente reforzada.
    Teniendo en mente que la violencia es aprendida, las primeras
    oportunidades para su aprendizaje radican en el hogar de sus
    propios padres, hermanos o de otras personas que se
    desempeñan como figuras modelo".

    Se reconoce además que la transmisión de la
    violencia de una generación a otra y del hogar a las
    calles es una lección aprendida y una muy buena
    razón para poner en ejecución políticas
    de Estado orientadas a

    reducirla violencia en el hogar, aún cuando su fin
    último sea reducir la violencia social. Es
    también una razón motivadora para establecer un
    puente

    conceptual y programático que aún no se ha
    cerrado, entre la violencia doméstica y la violencia
    social.

    La relación entre la violencia el hogar,
    deficiencias parentales y el futuro comportamiento violento
    de las niñas y niños fuera del hogar aún
    tiene que ser muy bien estudiado empíricamente en la
    región de América Latina y El Caribe, como
    tampoco lo serían las consecuencias de la violencia
    contra niños y niñas en el hogar y la tendencia
    a reproducir dichos patrones violentos en su vida como
    personas adultas. Es el caso del estudio de Chile
    -anteriormente citado- en el que los niños y
    niñas que indicaron haber sido víctimas de
    graves situaciones de violencia física, también
    manifestaron deficientes relaciones interpersonales, no
    sólo hacia sus padres sino también hacia otros
    niños y niñas (119).

    "La clase de violencia que se puede dar entre la familia
    contra la adolescencia es la violencia física y la
    sexual, que es la que es más común y se da por
    parte de los padres. Abusan de sus hijas y a veces no toman
    en cuenta qué daños pueden causarles a
    ellas".

    Por esa razón en esta materia se
    necesita, tanto la adecuación de la
    legislación, como la presencia permanente y
    sistemática de campañas que difundan los
    efectos nocivos del castigo y las alternativas educativas
    positivas que permiten el apoyo educativo de los hijos y las
    hijas sin violar sus derechos humanos.

    En 1981, la ONU, en la Convención de los Derechos
    del Niño, estableció bien claro entre sus
    muchos aspectos, el derecho del niño a ser protegido
    contra el maltrato físico, el abandono y la
    explotación, y el derecho a que le sean satisfechas
    todas sus necesidades materiales
    y espirituales (120).

    En Cuba, el Código Penal recoge en más de 10
    de sus artículos, los aspectos relacionados con los
    delitos contra la infancia,
    entre los que está incluido el maltrato infantil. A su
    vez, nuestro sistema nacional de salud, desde la
    atención primaria hasta el nivel terciario, garantiza
    la prevención, detección, diagnóstico y
    conducta, el tratamiento y la rehabilitación en cada
    caso, con el apoyo de todos los especialistas y la comunidad
    (121).

    El objetivo básico es la prevención, que se
    logra con toda la sociedad actuando para modificar los
    factores de riesgo, y evitar que se desarrollen las
    circunstancias desencadenantes. Cambios en la
    formación educacional, legislación adecuada y
    protectora, disminución de circunstancias de
    marginación, y la promoción de estilos de vida
    saludables, son pilares fundamentales en la prevención
    del maltrato y su ocurrencia.

    Por otra parte, detectarlo precozmente cuando aparece,
    para intervenir y evitar la cronicidad y secuelas
    físicas, síquicas y morales, produciendo una
    intervención coordinada entre los niveles de salud,
    servicios sociales, instituciones comunitarias de
    protección, y la legislación vigente, es vital
    una vez ocurrido el hecho para proteger tempranamente al
    niño.

    Paradójicamente con su situación actual en
    relación con la violencia infantil, la primera
    referencia que se tiene sobre una acción legal para
    proteger a un niño maltratado, se recoge en Estados
    Unidos. La pequeña Mery Helen, de 5
    años, maltratada cruel y continuamente por sus padres
    adoptivos, fue llevada a los tribunales para retirarles la
    custodia, y al no existir una ley de protección al
    maltrato de los niños, su representante legal tuvo en
    el juicio que invocar la ley de protección animal,
    estableciendo que la niña pertenecía al reino
    animal, y que quienes tenían su custodia no
    podían maltratarla. De entonces acá, en todos
    los países existen legislaciones para proteger al
    niño indefenso de la crueldad de quienes tienen la
    obligación de velar por él (122-126).

    En Cuba, el Código de la Familia y el Código
    Penal recogen en numerosos artículos los derechos del
    niño y los deberes de los padres y la familia, para
    garantizar el normal desarrollo de la infancia, quedando bien
    establecidas las penas y sanciones para todo tipo de maltrato
    y violencia ejercidos sobre el niño.

    Nuestra sociedad es una sociedad cimentada en los principios de
    amor y protección a la infancia, y aunque las acciones
    de maltrato en nuestro medio no alcanzan los niveles de
    gravedad y frecuencia de otras sociedades, sí son
    intensamente repudiadas por la comunidad, lo que, aun
    así, no nos hace exentos de ellos (127-128).

    La violencia ejercida contra un menor no tolera la
    expectación por parte de la sociedad, mucho menos la
    nuestra, donde el niño es un verdadero tesoro. Quien
    asiste al registro de un hecho violento ejercido contra un
    menor, adquiere el compromiso moral y ético de llevar
    a cabo las acciones necesarias para que no se repita
    nuevamente; pero para los que trabajamos en la
    atención primaria, el reto es aún mayor:
    prevenirlo, controlar los factores de riesgo y evitar su
    aparición. Impedir que el pequeño
    príncipe devenga víctima, es un reto;
    asumámoslo (129-130).

    Podemos concluir resumiendo que la violencia intrafamiliar
    tiene consecuencias que debemos analizar y tener en cuenta al
    enfrentarnos a estas situaciones, entre estas
    están:

    • Deterioro de la autoestima.

    • Falta de motivación.

    • Temor.

    • Neurosis.

    • Predisposición al consumo de sustancias.

    • Poco o nula capacitación para acceder, con
      éxito, a un trabajo.

    • Problemas de salud de los hijos.

    • Deserción escolar.

    • Partos prematuros.

    • Otros.

    La familia como eje central de la vida y la sociedad es la
    responsable del desarrollo del niño. Contradiciendo
    mitos, la violencia familiar existe en todas las clases
    sociales y provoca un grave y profundo deterioro de la misma.
    Es precisamente una de las instituciones sociales donde
    resulta más difícil identificarla porque se
    considera un asunto privado, y ello exacerba los sufrimientos
    de las víctimas que padecen en silencio. Es un
    fenómeno complejo, en el que actúan diversos
    factores culturales, políticos, sociales,
    económicos, étnicos y religiosos, y que deviene
    inaceptable cuando la víctima es un ser físico
    y síquicamente imposibilitado de su autodefensa: un
    niño (123-125).

    CONCLUSIONES.

    • El maltrato en adolescentes predominó en el
      sexo femenino y entre 15-19 años.

    • El maltrato fue más frecuente en hijos de
      padres divorciados, con nivel de escolaridad primaria,
      categoría ocupacional obrero y familias
      extensas.

    • Las discusiones en el hogar y la ingestión de
      bebidas alcohólicas fue el factor generador que
      mas incidió.

    • Los golpes ligeros y la humillación verbal
      fueron las manifestaciones mas frecuentes de violencia
      contra los adolescentes.

    RECOMENDACIONES.

    • Continuar trabajando en la educación
      poblacional de cómo tratar a los hijos,
      fundamentalmente en la etapa de la adolescencia, para
      elevar el nivel de cultura de los padres y con ello
      evitar el maltrato en los adolescentes.

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Partes: 1, 2, 3
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